Me contaste esos cuentos de domingo
que yo tanto quería escuchar;
y con ellos mis semanas
bien hiciste comenzar.
Descubrí en tu sonrisa
la ternura que se crispa,
y debajo de mi almohada
guardé tu león de mañana.
Todo giraba, amarilo.
Todo giraba y ni cuenta te dabas.
Yo que escondía mis lágrimas,
vos no entendías palabras.
Todo giraba, domingo amarillo.
No fuiste canción,
más bien un grillo
que se quedó a dormir en mi ombligo.
Hasta el domingo, gira amarillo.
Hasta el domingo, eres un sueño pillo.
Niño domingo, niño amarillo.
Duerme amarillo, huele a domingo.
Duerme conmigo, todo un domingo.
3 commentaires:
Bendito sea quien amanezca un domingo y vea esa oreja mutilada por la modernidad. Le queda hermoso.
Amén
Bello domingo amarillo, debió ser ese, pese a las lágrimas.
Un gusto enorme pasar por aquí. Volveré, tal vez el domingo.
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