dimanche, avril 19, 2009

Dimanche aussi

Era domingo y te vi.
Estabas fresco. Con esa frescura
que invoca a la primavera en medio del otoño.
Eras verde y te acercabas sonriendo.
Verde mar, a eso me refiero.
De los mares más profundos y cristalinos.
Y yo estaba ahí, casi inmóvil, casi piedra.
Te vi y quise mojar mis pies en la orilla.
Sólo en la orilla.
Un magnetismo mágico
me llevó a la profundidad
y me hice amiga de tus corales
y de tus peces de colores.
Tan claro,
tan verde,
tan fresco,
tan primavera de otoño,
tan brisa de mar,
tan vos.
Tan cristalino como siniestro.
Tan verde como el campo floreciendo.
Tan primavera como un pañuelo,
y tan otoño como una hoja cayendo.
Tan brisa de mar, como ola violenta.
Tan vos, como yo.
Tan nosotros.
Llenos de espuma en la orilla.
Llenos de brillo y picardía.
Inundados en la joven frescura del sol.
Sambullida en los mares cálidos del Atlántico.
Cruzar el océano y volver.
Ir y venir.

dimanche, avril 05, 2009

Cosas que dos fernet y algo más me hacen pensar

Hace un rato pensaba, ¿no? Todo es una mentira. TODO.
Me río un poco y me acuerdo de M, que usaba recurrentemente la excusa mentirosa para todo. Como pasa el tiempo, cómo nos seguimos mintiendo un poco. Cómo dejamos que nos mientan. Cómo mentimos.

Es gracioso, porque odio la mentira como un pacifista odia la guerra. Pero es una herramienta tan útil en ocasiones. Como violando nuestra propia integridad.
Como desde hace unas semanas, creando un personaje mediocre que camina por la ciudad con papelitos en la mano, bien vestida y la sonrisa bien calzada, buscando un trabajo. ¡Qué nefasta me veo por Dios!

En otros tiempos, tal vez, no hubiese imaginado que mi imagen reflejada en el espejo iba a asemejarse a semejante mamarracho. Pero, lamentablemente lo es, y me pregunto ¿qué quiero? y, ¿dónde quiero estar? Y las respuestas son tan obvias como insólitas, descabelladas, coherentes, y delirantes a la vez.

La crisis mundial. La crisis mudial. La crisis mundial me tiene al plato. Toda, entera al plato. Sin papas, que están caras. Sin caras, que están papas. Sin papa, que soy agnostica. Sin diagnóstico, que es un caso nunca visto. ¡Qué desperdicio de potencial!, pienso y al instante el pensamiento que me sorprende es un cuestionamiento: ¿No se te está yendo la mano?

Pienso que no, pero no dejo de lado la posibilidad de que si. A lo mejor estoy tratando de aspirar más alto que mi nariz. A lo mejor soy una mediocre sin causa que aún no encontró un mediocre camino para transitar.

Necesito un psicólogo. O dos. Me río, pero igual lo pienso.
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