Me contaste esos cuentos de domingo
que yo tanto quería escuchar;
y con ellos mis semanas
bien hiciste comenzar.
Descubrí en tu sonrisa
la ternura que se crispa,
y debajo de mi almohada
guardé tu león de mañana.
Todo giraba, amarilo.
Todo giraba y ni cuenta te dabas.
Yo que escondía mis lágrimas,
vos no entendías palabras.
Todo giraba, domingo amarillo.
No fuiste canción,
más bien un grillo
que se quedó a dormir en mi ombligo.
Hasta el domingo, gira amarillo.
Hasta el domingo, eres un sueño pillo.
Niño domingo, niño amarillo.
Duerme amarillo, huele a domingo.
Duerme conmigo, todo un domingo.
Un beso francés de romance clásico; un beso francés impulsivo, robado; un beso francés en Buenos Aires, o en Ushuaia; un beso francés que descubre el horror del amor; y mata fantasmas que no quieren irse; y recibe otros que van a quedarse. Ese que se pierde en el bosque, y detrás de la oreja de cualquier nube. El que roza los labios y la piel, y fertiliza el territorio haciéndolo suyo. Haciéndolo húmedo.
lundi, avril 30, 2007
mercredi, avril 25, 2007
Pechos tristes de grises princesas urbanas
Lirios del valle que giran con el sol adentro.
Punta de flecha,
boca en meseta,
lanza deshecha
de espléndida orquesta.
Voz de cantor,
vil golondrina
Sabihonda en amor
Vuela, divina
(vuela hacia el sol)
Pechos alados, en vuelo liberado.
De hombres y carnes y sangre.
Rudo animal que desea desmedido,
que desea descocido, torpe, corrompido.
Huéleme, canino.
Tócame, felino.
Soy el ave que deseas,
esa que en su alto vuelo
moja tus sueños más oscuros.
y los vuelve hambre,
deseo insaciable,
Dolor en la carne. Adentro.
No temas, bestia:
Los deseos no son más que sangre.
corriendo rápido, entre tus carnes
ansiosas
de mezclarse con mi carne
y volverse piedra suave.
Punta de flecha,
boca en meseta,
lanza deshecha
de espléndida orquesta.
Voz de cantor,
vil golondrina
Sabihonda en amor
Vuela, divina
(vuela hacia el sol)
Pechos alados, en vuelo liberado.
De hombres y carnes y sangre.
Rudo animal que desea desmedido,
que desea descocido, torpe, corrompido.
Huéleme, canino.
Tócame, felino.
Soy el ave que deseas,
esa que en su alto vuelo
moja tus sueños más oscuros.
y los vuelve hambre,
deseo insaciable,
Dolor en la carne. Adentro.
No temas, bestia:
Los deseos no son más que sangre.
corriendo rápido, entre tus carnes
ansiosas
de mezclarse con mi carne
y volverse piedra suave.
mercredi, avril 18, 2007
Wanda, tu as des bonbons suisses?
Ya sabes, no me gusta
aún tanto, Buenos Aires.
Cabildo está en otra parte
así que me largo, con mi sangre.
El sol calentó el azucar
fundió todo el caramelo.
Tendrás de nuevo que buscar
de esos, en otro cielo.
La vez que segura me viste
fue antes de estar muy triste.
El amarillo se fue
y se llevó mi alpiste.
Te confesaré, que a veces,
lo veo (al amarillo) de reojo
y pienso que aún con creces
no calmaré ya mi antojo.
Ya no prometas balcones,
ni besos, ni mordiscones.
No quiero más rebeliones,
quiero paz, pero en canciones.
El sol me baña temprano
no podrás seguirme la mano.
Te veo, ya muy lejano,
4/12/2007 2:48 AM
aún tanto, Buenos Aires.
Cabildo está en otra parte
así que me largo, con mi sangre.
El sol calentó el azucar
fundió todo el caramelo.
Tendrás de nuevo que buscar
de esos, en otro cielo.
La vez que segura me viste
fue antes de estar muy triste.
El amarillo se fue
y se llevó mi alpiste.
Te confesaré, que a veces,
lo veo (al amarillo) de reojo
y pienso que aún con creces
no calmaré ya mi antojo.
Ya no prometas balcones,
ni besos, ni mordiscones.
No quiero más rebeliones,
quiero paz, pero en canciones.
El sol me baña temprano
no podrás seguirme la mano.
Te veo, ya muy lejano,
y te aprecio, sin más desgano.
4/12/2007 2:48 AM
vendredi, avril 13, 2007
Azul Francia
Usted pide, yo concedo.
Usted cede, y me desvelo.
Sentada escribo con ansia
me encanta el azul francia.
Su corbata pues, ¡qué elegancia!
además, ¡qué dulce fragancia!
Lo mío ya no es vagancia,
lo mío es intolerancia.
Oí una palabra rancia,
que ahuyentó la vigilancia.
La rima no tiene importancia,
aquí vale la constancia.
mardi, avril 10, 2007
Bizarreada porteña
Avenida Pueyrredón esquina Juncal. Maxikiosco 25hs. 03.06am
Él, con el torso desnudo y montado a una bicicleta, escucha al sujeto que toca la guitarra de pie junto al maxikiosco, mientras el kiosquero, atento, sonríe.
Ella camina sobre Pueyrredón en el sentido del tráfico.
En la esquina él la intercepta caminando aún montado a la bicicleta.
- Disculpame, ¿no tendrías una moneda de cuarenta centavos?
Ella se detiene y lo mira con atención. El tipo es lindo, aunque lleva una botella plástica con un elixir posiblemente herbal símil fernet, que la hace dudar de la sobriedad del muchacho.
- Mirá, las monedas de cuarenta centavos no existen. De todos modos, no tengo monedas.
- ¿Y no me darías un beso?
- (risas) No.
- Igual, sos muy simpática...
Ella sigue su camino cantando flamenco.
- ... y muy linda. Y, ¿sabés qué? ya sé que no existen las monedas de cuarenta centavos, pero vos valés mucho más.
Y ella no entiende como hasta un tipo, lindo, pero ebrio, pero posiblemente ebrio, se de cuenta...
14/03/2007