Todos los caminos conducen a tu boca

Todos los caminos conducen a tu boca.
Si, esa, me vuelve loca.
Cuando tu mano me toca,
me congelo, como una roca.

Sabés, me has puesto nerviosa.
Y ojo, no es poca cosa.
De tus besos, estoy ansiosa.
Aunque no esté tan mimosa.

No temas, esto no es prosa.
Soy simple, soy la que goza.
Cuando nuestra piel se roza,
me pongo algo vergonzosa.

Escribo, algo de costado,
me encanta tu lado ajado.
Me nublo, estando a tu lado.
Pensando un beso descontrolado.

Y no creas, no es excusa.
He perdido algo de astucia.
Es mi boca la que no se usa
desde que Krasnov conquistó Rusia.

Tregua 0/39

Sentémonos a dibujar.
Reescribamos, tachemos
Volvamos a empezar.
Corrijamos esta historia
No miremos hacia atrás.

Ayer quería besarte.
Digo, por si no lo notaste.

Morderte la boca (y que funcione)

¿Ahora te vas?

Ahora, que mis zapatillas

se desprenden más fácil.

¿Ahora te vas?

Ahora, que muero de ganas

de decirte cuánto me gustás.

¿Ahora te vas?

Ahora, que la ilusión

hace que se me caigan las medias.

¿Ahora te vas?

Ahora, que me solté el pelo

y que vuela en el viento un sentimiento.

¿Y no volverás?

Pregunto y te repito.

Quiero estar segura,

que no volverás.

Que mis pies se desnuden

otra vez al mes.

Que me gustes tanto

como aquella vez.

Que la ilusión

se desprenda del cielo.

Que no brille más mi pelo

y un huracán se lleve tu recuerdo.

¿Ahora te vas?

¿De qué te quejás?

Ahora que desprenden fácil.

Ahora que me gustás más.

Ahora que tengo ilusión.

Ahora que hay un sentimiento.

¿Ahora te vas?

Ahora te vas.

Y si te vas...

no vuelvas más.