Estoy leyendo un libro desde hace cosa de un año. Me entusiasma, no puedo dejar de hacerlo. Compenetrada con la historia, viviéndola a flor de piel, sintiéndola, disfrutándola. De verdad, me hace muy feliz.
Esta mañana desperté, y cuando quise retomar con mi lectura, descubrí que alguien había robado todas las páginas que me faltaban leer.
Entre llantos y una tristeza agobiante, supe que finalmente algo me había tocado. Toda esa historia que me ha apasionado, todos esos momentos que me han movilizado; los sentimientos, las fotos dibujadas en mi mente, son reales. Estaba leyendo mi propia historia, y esta mañana cuando desperté, ya no quedaba más que lo vivido. Sólo lo sucedido hasta ayer.
Estoy desconcertada y triste. Tengo el corazón acalambrado y una nube oscura me rodea. Sé, que en algún momento voy a recuperar la claridad, voy a seguir escribiendo. Pero ahora necesito un impasse, dedicarle el tiempo que sea necesario a este dolor. Nadie va a comerse mi dolor, ni a vivirlo por mí. Tal vez de eso se traten las próximas páginas. Tal vez retome la historia cuando encuentre las hojas que se han robado. No voy a detenerme en supuestos, ni proyectar escenarios desconocidos. Voy a vivir el dolor que, en el fondo, tiene la misma intensidad que el amor. Duele tan profundamente, como profundamente se quiere.
Ahora los tres, mi dolor, tu recuerdo y yo, vamos a hacer lo posible por escribir las crónicas que falten hasta encontrar la calma.
05May09