Era domingo y te vi.
Estabas fresco. Con esa frescura
que invoca a la primavera en medio del otoño.
Eras verde y te acercabas sonriendo.
Verde mar, a eso me refiero.
De los mares más profundos y cristalinos.
Y yo estaba ahí, casi inmóvil, casi piedra.
Te vi y quise mojar mis pies en la orilla.
Sólo en la orilla.
Un magnetismo mágico
me llevó a la profundidad
y me hice amiga de tus corales
y de tus peces de colores.
Tan claro,
tan verde,
tan fresco,
tan primavera de otoño,
tan brisa de mar,
tan vos.
Tan cristalino como siniestro.
Tan verde como el campo floreciendo.
Tan primavera como un pañuelo,
y tan otoño como una hoja cayendo.
Tan brisa de mar, como ola violenta.
Tan vos, como yo.
Tan nosotros.
Llenos de espuma en la orilla.
Llenos de brillo y picardía.
Inundados en la joven frescura del sol.
Sambullida en los mares cálidos del Atlántico.
Cruzar el océano y volver.
Ir y venir.
2 commentaires:
Lo mío es el Pacífico... el Atlántico solo desde 35,000 pies de altura.
Aunque supongo que no importa el nombre... todos (y todas) provocan los mismos sentimientos.
Doesn't matter the Ocean... the point is how high could your mind be...
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