Enero:
Un beso salado de papas fritas.
La lengua descubre carne fresca, nueva.
Él orinó desde la ventana.
Vi caer la tarde, vi la primer estrella asomarse.
Febrero:
Piel desnuda.
Dedos que la recorren.
Marzo:
El azúcar se quemó y se volvió caramelo.
Empalaga. Basta.
Abril:
Besos de azúcar no más.
Tengo acidez.
Mayo:
Recuerdo la canción que pasaban en el hospital el día que nací.
Subo, bajo y doy vueltas... me caigo, me quemo.
Un beso de sal sanador llegó.
Junio:
Tengo acidez.
Julio:
Tiré una pluma en la bañera.
Tendré un baño de inmersión... con SAL.
Agosto:
No todo lo salado sala.
Septiembre:
La luz me encandila, el polen me da alergia.
"Pasame una carilina".
Octubre:
Los muertos se levantan de sus tumbas para ir a festejar Haloween.
Una tela blanca, un vestido de gasa tal vez. Lo mejor para la ocasión.
Noviembre:
Todos corremos desnudos por Plaza Francia. Anuncian que hay una ola de neoliberalismo. Neoliberalismo indiscriminado.
Diciembre:
RCP a una nube. El sol llora. La gente... ¡Oh Dios, la gente!
Me voy, olvidé abrirles la puerta para salir.
Enero:
La farolera tropezó. No hay luz.
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