Tanto horror no hace más que dejarme pensando en más horror... Creo estar entrando en trance. Un trance donde dudar, podría costarme la vida.
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SANGRE, juventud, esencia, tiempo, muerte, horror. Exquisito elixir, ya lo he dicho.
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Parece que la eternidad empieza cuando nuestra sangre se congela dentro; cuando los gusanos se chupan hasta la última gota. O peor aún, cuando se seca y se pega en los huesos.
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Parece que hay un reloj bañado en sangre que se descontrola cuando uno duerme, y hace avanzar el tiempo más rápido que lo normal.
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Parece que mientras dormimos envejecemos. Y parece, también, que la eterna juventud es un ahogado sueño.
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Parece que la esencia se pierde, se hunde, se funde, se evapora, se acaba. Como una bobina, como un mal trago, como la vida.
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La juventud es el eterno elixir que alimenta la esencia de los Dioses muertos.
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Y es que en la Tierra de los vivos, hay más muertos ladrones de juventud, que gente preocupándose por subsistir sin perder en el intento, su esencia.