Un beso francés de romance clásico; un beso francés impulsivo, robado; un beso francés en Buenos Aires, o en Ushuaia; un beso francés que descubre el horror del amor; y mata fantasmas que no quieren irse; y recibe otros que van a quedarse. Ese que se pierde en el bosque, y detrás de la oreja de cualquier nube. El que roza los labios y la piel, y fertiliza el territorio haciéndolo suyo. Haciéndolo húmedo.
lundi, novembre 08, 2004
J'ai sable dans mes fessiers
Tormentos, lamentos, agujas y el tiempo, tirano, jugando con los sentimientos.
¡Inconcebible!. Y hablando de bebible, ¿porqué no tomamos unas copas, serenos, sobre la arena y nos contamos que fue de nosotros durante este trecho?. Seguramente muchas cosas empezaron, y otras terminaron; es muy probable que aún hoy, otras nos sigan sucediendo. Pero seguramente el tiempo, aún tirano, encuentre su rincón especial y nos deje conversar, hurgándonos la cara, a metros de distancia.
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