jeudi, mai 19, 2005

A palabras calmas, oídos arrepentidos

Ella suplicaba, él no se burlaba… y tampoco era gentil.
A palabras calmas, oidos arrepentidos.
¿Y qué hay?, ¿Qué hay si mañana te das cuenta que no soy la persona indicada para vos?. No hay nada, no queda nada. Vas a darte cuenta del tiempo que perdiste, y no tengo yo la culpa, no sé si es que hay culpables. Hay sombras, sombras de personas que caminan por veredas infestadas con residuos fecales. Hay imágenes y papelitos escritos. Tengo un envoltorio de caramelo en el bolsillo de mi saco. Aún no entra en mi cabeza cómo es que llegó aquí.
Si tenés en mente volver, te ruego que me avises, no quiero estar presente para ver otra vez tu cara apestada de palabras descorteses. No quiero estar aquí para el momento en que estalle tu podrido cuerpo; cuando los gusanos se empalaguen con tu sangre y te dejen. También voy a dejarte yo algún día. Cuando me empalagues con tu horrible caramelo de dulce de leche. De esos que no me gustan y nunca me gustarán.
Ya lo sé, no me vas a decir cuando te canses, sólo vas a procurar alejarme de vos haciéndome sentir que todo es culpa mía. Ya lo sé, vas a hacer que tu desamor parezca mi desencanto. Y no me voy a dar cuenta, lo sé. Y voy a irme lejos, donde nadie me vea. Voy a romper mi cabeza contra esa pared una y otra vez y voy a pensar porqué porqué porqué.
Tengo bien presente que mientras tanto, vas a seguir fundiéndote y durmiéndote en mi regazo, buscando lo que no encontraste en otras almas. Sabiendo bien por dentro que algún día me vas a dejar.

Aucun commentaire:

Page copy protected against web site content infringement by Copyscape