dimanche, novembre 06, 2005

Fiebre de sábado en cama por la noche

¿Qué sentido tiene un comentario vago y desprovisto de toda objetividad?
Me pregunto, ¿Hasta dónde se puede ir?, ¿Cuáles son los límites?.

La gente está loca.


Una chica bailaba en el centro de la pista con Cocó. Una noche de luces, cigarrillos y vibraciones musicales. Una locura.
Lo sé, no suena tan descabellado si lo digo al pasar. Fue solo un detalle, pero... también fue el centro.

Adentro, hacía frío. Afuera un tibio trozo de carne esperaba. Tibio, calentando una cama.
Sábanas limpias tendrá, con olor a otoño; ese olor que tienen las hojas cuando caen. Rico olor. Linda espera.

El sonido de un aparato le atravesó la cabeza de lado a lado. Él sonreía.
Me disgustan sus zapatos. Digo, eso sí es un detalle. Porque claro, de todas maneras iba a sacárselos antes de entrar en la cama.

"Ya sé"- dijo- "Cuando me acueste no dormiré". El sueño se le esfuma con el humo del último cigarrillo antes de dormir. Antes de morir.
Ahora que lo menciono, quiero morir durmiendo y no darme cuenta de lo que sucede. La muerte es un tema raro, de esos que trato de obviar para procurar un buen descanso; pero tan inevitable es... TAN, inevitable.

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