dimanche, juin 25, 2006

Amor de otoño

Se cargó el otoño bajo el brazo y salió a chapotear sobre la escarcha de los charcos. Mañana fresca, diez a eme.
Metió algunos libros en el morral, una lapicera de pluma y el cuaderno viejo de siempre. Dos vueltas de bufanda, medias a rayas y a la calle.
Antes de dar vuelta la esquina encendió el grabador de mano donde tenía un casette con temas de calle. Esos temas que la hacen caminar como sobre un escenario, por las calles de la ciudad.
Pasos rítmicos matutinos. Cachetes rozados por el viento frío, y una sonrisa de cara completa que contagiaba a cuanto transeúnte la interceptaba.
Tres cuadras después de la plaza recordó no haber cerrado con llave la casa.
Y es que en otoño, ella se puede enamorar.

8 commentaires:

Mr Montoto a dit…

La época del año es tan propicia para el amor, como para los chorros. Hay que abrir el alma y el corazón, pero siempre cerrar con llave.

Cereza Martinez a dit…

igual de vez en cuando viene bien dejar la puerta abierta y volver a casa y comprobar que todo sigue alli. Millones de veces tenté al destino, o a los delicuentes, o al azar (llamalo x), un ventilador encendido una semana en una casa vacia, una pava calcinándose 48hs sobre la vitrocerámica (el agua ya evaporada hasta el cansancio), las cortinas completamente fuera de casa flameando, invitando a todos.

G. a dit…

Yaya: ¿cierro con llave antes o desués de que aparece el amor? ¿Y si el amor es un chorro? Oh... "...Infeliz, desgastante, aniquilador, estafador. Jugador empedernido de mis monedas. Fertilizante berreta, eso es. Berreta y sucio..."

Mumiç: ah... ¿usted es el suicida de la esquina que no para de invitar subliminalmente a delincuentes, vagos y cirujas a su casa?

G. a dit…

¿Es una casualidad casual o una causalidad determinada?
Melchor:Hay una conexión entre mi último texto y el mío. Parece que somos varios los que nos tomamos el invierno con una sonrisa y los problemas resueltos en ecuaciones dibujadas.

Soy diestra, y mi lapicera de pluma baña en tinta negra las hojas que dejó el otoño.

G. a dit…

Melchor: evidentemente no he notado que la autoría del texto no era suya. Mis disculpas. Como le decía, hay otras formas de tomarse el invierno. Próximamente habrá un post con las enumeraciones de algunas de dichas formas.

Unknown a dit…

El coso ése que sostiene a la primavera como estación primordial del enamoramiento se vuelve falaz frente al frío y la lluvia del invierno, y esas ansias de calor, de acobacharse bajo la frazada.
Cordialmente,
Yo.

Unknown a dit…

¿Es cobacha o covacha?
Ya no sé...
Cordialmente,
Yo.

G. a dit…

Errante: creo que en invierno es cuando la gente se enamora más porque hace frío, y el cuerpo humano necesita más calor (humano). En cambio, en primavera andamos con el pólem a flor de piel y solemos darle más atención a eso que a otra cosa.
Al margen, si tenemos doce meses al año para enamorarnos: ¿porqué limitarnos solo a tres de ellos?

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[¡qué manera de inventar boluceces!]

Creo que es cobacha, pero no estoy segura.

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