dimanche, avril 30, 2006

Sábado por la noche de un Drácula cualquiera

Cierre, tras cierre, tras cierre.
Crucifixión de imágenes y ya.
Sueños des-helando despacito.
Risas tímidas de ojos cerrados.

Ruborización, tras ruborización, tras ruborización.
Ruedan las cabezas sobre vidrios rotos.
Convicción pasada de moda.
El presente llegó.
Es hoy.

Sangre, sangre, sangre. Gotitas "de".
La ruborización trae sangre a tus mejillas.
La sangre se mezcla con el deshielo, y vuelve a congelarse.
Las risas ahora son carcajadas falsas sobre el charco de fluidos que dejaste al partir.
Y el presente ya es pasado. Y el pasado es antaño. Y antaño, estabas viva.
Hoy no.

Luna, tras luna, tras luna.
Ocho espejos rotos son cincuenta y seis años de mala suerte.
Una estrella fugaz son tres deseos a la vía láctea.
Un cigarrillo mal encendido es síntoma de infidelidad.
Un cigarrillo mal apagado, también.

Anillo, tras anillo, tras anillo.
Saturno tiene día libre los domingos; y sale a cazar estrellas.
El sol trabaja todo el día; y la luna es nochera.
Los que se casaron de noche no volvieron a ver el sol.
Sus anillos fueron lo único que no se derritió.

Beso, tras beso, tras beso.
Desgarra el labio inferior del amante.
Una mordida de colmillos afilados.
La sangre baja por su cuello.
Pasa por el hombro hasta sus axilas.

Gotita, tras gotita, tras gotita.

Fluído denso, empalagoso, sugestivo y adictivo.
Pasión mortal de beber hasta el cansancio.
Sangre de noche,
sangre de día,
sangre en saturno,
sangre en la luna,
sangre en el hielo,
sangre en la axila,
sangre en el cuello,
sangre en un espejo roto,
sangre en las estrellas,
sangre en las mejillas,
sangre seca de antaño,
sangre de ayer, de hoy y de hace un ratito.

vendredi, avril 28, 2006

Electrocución post- cable de agua

Me voy a pasar una temporada al Archipiélago de Tuvalú. Es un hecho.
Aunque recorra kilómetros no conseguiré chicles ni caramelos. Voy a raparme la cabeza y las cejas, inclusive.
Una persona asexuada, eso seré. Neutralidad absoluta. Equilibrio incompleto, pero tendiendo al nivel del mar.
Con suerte, antes de que termine la temporada, el archipiélago estará cubierto de agua. Y aunque siempre quise una muerte heroica como la de Juana; solo tendré un pseudo-suicidio, lento y dudoso, como Alfonsina.
El hielo se hará papel, y el sol marcará sobre él mis palabras.

mercredi, avril 26, 2006

Pregunto:

La pasión sin amor podría ser comparada con un chicle sin gusto. Uno se entretiene un rato y después...
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¿Y después?

vendredi, avril 21, 2006

Wonder Woman

Clavame los colmillos en la yugular, dale.
Pinchame la cara con un punzón.
Estirame los párpados con un broche.
Ahora soplame tierra en los ojos.
Pellizcame los tobillos mientras duermo.

Clavame agujas de coser debajo de las uñas.
Pinchame con un tenedor la cintura.
Colgame con un gancho de las orejas.

Obligame a comer pasto embarrado y pisoteado.
Golpeame los pies con una maza.


Pateame las piernas hasta dejarlas moradas.
Llename el abdomen de sanguijuelas.
Pegame chicle en el pelo.
Ahora tironeá hasta sacarlo.

Apagame el cigarrillo en la planta de los pies.
Dame de tomar pis en una copa rota.
Que la copa muerda mis labios
y mi sangre haga las veces de vino (barato, para tu alma).
Mordeme la nuca hasta arrancar un trozo de carne.
Dale, que no duele, dale.
Total, soy de acero inoxidable.



jeudi, avril 20, 2006

Y si...

Hay noches en las que me voy alejando despacito de la realidad, y entiendo. O no entiendo nada.
Pero me conformo y duermo.
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Otras me siento en la cama y el flash de imágenes se hace evidente. Presente, pero pasado.
Como un collage, ya lo dije, un collage gris y por momentos de colores.
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Algunas noches doy vueltas, me levanto, fumo, me acuesto, vuelvo a fumar. Nunca en la cama, nunca dentro del cuarto. Pero eso no lo hace menos grave. Fumar hace mal, ya lo sabemos.
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Es la miseria, el egoísmo, la histeria. Y peór aún, la impotencia: ¿qué hubiese pasado si...?, ¿cómo serían las cosas ahora si antes hubiese hecho tal o cual cosa...?
Nuevo collage, esta vez con imágenes creadas, de un escenario que no existe ni va a existir jamás. El escenario del "y si...", del destino que no fue, del presente que no es.
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Las cosas son, o no son. Hoy no son y a la vez son todo.
Quisiera tirar el "y si..." por el inodoro, junto con el egoísmo. Por momentos creo lograrlo, y vuelve la maldita impotencia. Queda el "y si... pero NO".
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Impotencia: como si tal cosa.
Impotencia de no poder hacer nada con el "y si... pero NO".
Impotencia de no poder hacer nada que cambie el pasado para vivir un nuevo presente.
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Algunas noches no duermo. Y, en vela, imagino lo que no es, recuerdo lo que fue, y nuevamente me queda el maldito "y si... pero NO".
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Y no, no fue. Ni va a ser.

lundi, avril 17, 2006

Adiós, cucurulo

Son sólo ondas.
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Ondas que atraviezan 3.500 kilómetros aproximadamente.
El estrecho de Magallanes inclusive.
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Malas ondas.
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Las noticias que lleva el teléfono luego rebotan.
Nuevamente atravezando el Estrecho.
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Malas ondas.
Lágrimas y abrazos.
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En Ushuaia deshiela y hay estrellas.
Es probable que mañana vuelva a escarchar.
O caiga un poco más de nieve, tal vez.
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En Capital hace frío y las frazadas de lana ya hicieron su aparición.
Es probable que mañana tenga que prender la calefacción.
Alguna que otra tormenta, tal vez.
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En un pequeño pueblo del centro del país su cuerpo va perdiendo la tibiesa.
No hubo abrazo de despedida, ni besos.
Sólo lágrimas lejanas.
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Los aviones hacen viajes eternos.
Los colectivos de larga distancia y hasta los taxis, también.
Las horas no pasan, el tilo se acaba.
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La almohada espera fría.
La calle también.
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De este lado del Estrecho salgo a caminar.
Hace algo de frío, pero duele la humedad.
La cara hinchada, las lágrimas descosiendo.
El corazón a mil por horas y un collage de recuerdos.
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Mañana es otro día.
Otro día atado a éste día que parece no terminar.
Que no quiere terminar.
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A estas horas, Mario debe estar en algún rincón del universo abrazado a Quica.
Después de tantos años de pensarla y extrañarla, esta noche volverán a dormir juntos.
Pero antes, se van a sentar en la cocina [como en los viejos tiempos], a reirse y hablar sin parar.
Como lo hicieron durante más de cinco décadas.
Compañeros de vida. Protagonistas de un amor eterno.
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Esta noche mi egoísmo llora.
Esta noche, ellos se van a dormir tarde.
Esta noche, hace un año, le di el último beso, el último abrazo. Y la última mirada.

samedi, avril 15, 2006

Pesadilla

Espíritus de las bajas latitudes, del frío en los huesos.
Espectros de hielo rondan descalzos por tu cuarto.

Algunos botones se descocieron y rodaron sobre la cama.
Otros cayeron al suelo.

Nativos del sur, de la isla de los grandes fuegos.
Donde la nieve no despabila, el cielo es gris.

Almas azules de tiempos pasados corren alrededor de tu eje.
Y pisan tus botones.

La piel se eriza, la escarcha conquista tus pies.
Dedos helados. Pasos flojos.

Sangre tibia chorreando por tus piernas.
La nieve no despabila, pero quema.

Espectros que se ríen.
Espíritus que se comen tus botones de colores.

La escena se convierte en un universo bien parecido.
Donde vos sos nada. Y ellos, dioses circenses de tu pesadilla.

Gritan mientras corren, gritan y abren sus bocas.
Como si fueran a comerte. Vivo. Con la carne cruda aún.

Y vos, sentado en medio de tu cama.
Tus piernas, la sangre.
Tus botones, la carne.

vendredi, avril 07, 2006

Cuando abusa del detalle

La encierra entre las sábanas y se pierde completamente. El roce de la piel ajena y su pelo no la deja abrir los ojos.
Se enrosca un bucle en el dedo índice. La mira con ojos cristalinos y susurra sonriente. Ella ríe, él ríe.
Un par de piernas temblorosas no pueden contenerse.
El roce, la respiración, la luz y los nudos en las sábanas, son sus únicos testigos.
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Tragedia carnal. Una miel agridulce, exclusiva. Gotitas que caen y se pierden.
Sudor, estertor, susurros.
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Algo hay detrás de esa oreja. Algo hay bajo la almohada.
Algo hay en el baño, el balcón, la cocina, la mesa y el sillón. Siempre hay algo más que excusas. Siempre hay algo más que fantasías.
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Cosquillas en la cintura. Una cintura fina. Desde la cadera al ombligo: camino infinito del viajante extasiado. Desesperación extraña por llegar a destino. Flirteo absoluto.
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Gotitas que recorren un cuerpo tibio.
Un brazo sobre una pierna. Una pierna sobre un abdomen desnudo. Una caricia transpirada en la espalda. Besos en la espalda. Humedad. La cara opuesta de la rodilla contra un tobillo. Un tobillo detrás de la nuca. Piel de gallina. Estremecimiento. Dedos cruzados con otros dedos de cuerpo ajeno. Nuevamente. Una imagen de ojos cerrados. Una luz que no permite ver el defecto.
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Una luz que no permite ver el defecto, y en efecto, seduce a una nueva canción.
La escarcha en el suelo ya no está fría. El agua en el lago ya no moja. El aire condensado cura el asma. Y cada detalle en el que se pierden, es una historia pasada.
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Ella se ríe de lo causal. Y brinda por la variación, los opuestos, las manos, la oscuridad, el escalofrío en la espalda, y la antepuerta al cielo.

mercredi, avril 05, 2006

Titubeo urbano

Si abajo de una gotita de agua cabieran mis sueños gastados de ser soñados; me ahorraría tiempo y espacio. Y tristes momentos sin sol.

Si las nubes sólo abrazaran el cielo mientras duermo, no moriría de desolación estando despierta... ni de melancolía.

Si el viaje hacia un cuerpo tibio, reposando, fuese tan corto como bajarse de la vereda; evitaría los pasos en falso.

Si de noche el frío no descosiera, como cuando estoy bajo ese árbol; dormiría en el bosque. Y me alimentaría de besos ajenos, de duendes que rondan desnudos en la periferia.

Si haciendo la medialuna por los suburvios nadie me viera, correría desesperada hasta llegar al papel, y abrazarme a la tinta... sobre el mar.
29/03/06

mardi, avril 04, 2006

Conmoción

Paseando por el blog de Niño Errante, leí un texto cuyo comentario adjunto. Y lo adjunto porque se me canta, porque lo escribí y punto. Cosas que pasan por mi cabeza en forma recurrente. Nada descabellado como estarán acostumbrados a leer, nada de otro planeta. Hoy dejo al costado el texto que tenía para hoy. Hoy, sin borrador ni revisión, va el comentario.
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"...Hace casi tres años llegué a Capital con 17 años encima, y prácticamente sola. “Acá te quedás”, me dijo el destino. Y yo, sin titubear ni cuestionar nada, accedí.
Cuando llegué, me asenté y comencé a deambular por la ciudad, descubrí un nuevo sentimiento, extraño, y difícil de explicar.
Con el tiempo, llegué a la conclusión de que era una mezcla de desarraigo y algo más. Pero predominaba ese algo más que del desarraigo. Era eso: la soledad de la gente que anda por la calle, que se come los restos de la comida que egoísta, tiré a la basura. La gente harapienta, sucia, triste, famélica.
En ese momento caí en la cuenta de que los 17 años que viví en Ushuaia fueron una especie de estadía dentro de una BURBUJA. Amo ese lugar, y quiero dejarlo claro: creo que no hay mejor lugar donde podría haber crecido, y estoy muy orgullosa de eso. De cualquier manera, es una BURBUJA.
Allá, yo salía a la calle y nadie me pedía monedas, nadie dormía en la calle, nadie comía los restos de mi comida, nadie limpiaba los vidrios en los semáforos; ningún niño era asechado en la calle por un desconocido depravado, aprovechador de su inocencia… y su insolvencia.
Sentía que la gente oriunda de la Capital estaba tan acostumbrada a ese entorno, que veía a la gente “de la calle”, como una baldosa más… como un árbol. Algo insignificante pululando en esta masa de hormigón.
Anduve por las calles dando vueltas, con el corazón en la mano, partido en pedazos.
Me sentía culpable. Culpable de haber vivido tanto tiempo en una burbuja, mientras mucha gente se cagaba de frío debajo de un cartón. Yo estaba acostada en mi cama, sobre el colchón de resortes, la familia, el radiador encendido, y la película por cable. Me sentía una mierda.
Me costó mucho (y aún me cuesta), entender esta vida. La vida de las grandes urbes. Una vida de la cual formo parte ahora, y de la cual quiero huir… por frustración, egoísmo, miserable y maldita.
Hace unos años, para mi era inconcebible la idea de ver decenas de personas amuchadas en la entrada de una galería, durmiendo entre cartón y trapos viejos, buscando el reparo.
Yo tenía un velador… ellos, la luz de la luna.
Yo tenía películas de terror… ellos, el vértigo de la calle.
Yo tenía una almohada de plumas… ellos, con suerte, una baldosa tibia.

La verdad, es que leer tu texto me dio la satisfacción de saber que no soy la única a la que se le rompe el corazón por la calle. Cambio de pensamientos, abro la cabeza. Es difícil. Es triste. Y encima, es real..."

dimanche, avril 02, 2006

Estertor

El dolor de espíritu...
.......................... es como un fuerte bostezo después de sentir felicidad absoluta. Un bostezo en el que al llegar al momento cúlmine; el bostezante termina ahogándose con su propio aire... y muriendo...
Cuando el asombro termina, todo está perdido. Ella era tan ingenua y él, tan inescrupuloso.
*** Adiós Guinevere ***
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