no es canción,
no es celo,
ni comezón.
Es un dulce melocotón
para calmar la situación.
Es una lenta cocción
La llave de mi emoción.
Un beso francés de romance clásico; un beso francés impulsivo, robado; un beso francés en Buenos Aires, o en Ushuaia; un beso francés que descubre el horror del amor; y mata fantasmas que no quieren irse; y recibe otros que van a quedarse. Ese que se pierde en el bosque, y detrás de la oreja de cualquier nube. El que roza los labios y la piel, y fertiliza el territorio haciéndolo suyo. Haciéndolo húmedo.
Si me dejás te robo esa sonrisa y la guardo en mi retina. Guardo un gesto de sorpresa en una cajita y hago un caramelo con tu voz.
Si me dejás, puedo enamorarme tanto de vos como de las montañas. Enamorarme tanto.
Si vos querés, puedo darte mis guantes de caricias rojas, y en un truco de magia sacar de mi pelo el eslabón que te haga falta.
Si vos querés, dejo sobre tu mesa de luz besos de “buenas noches” que se multiplican con la luna nueva.
Si vos querés, y si me dejás, te voy a extrañar un poquito.